Los coches eléctricos cada vez son más habituales en las grandes ciudades. La mayor concienciación medioambiental de gran parte de la sociedad y el hecho de que poco a poco los precios van siendo más asequibles están ayudando a que estos vehículos tengan cada vez mayor presencia en las calles, con 125.681 nuevas matriculaciones en 2023 contando eléctricos e híbridos, lo que ha supuesto un aumento en las ventas del 48,47% respecto a 2022 según la Anfac. Aunque estos vehículos tienen muchas ventajas respecto a los de motor de combustión, también hay que tener en cuenta otros factores que muchas veces pasan inadvertidos a simple vista: estos son todos los costes ocultos de comprarse un coche eléctrico que tenemos que tener en cuenta antes de ir al concesionario.
Instalación del punto de recarga
Los puntos de recarga se han convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza asociados a la compra de un coche eléctrico. Es cierto que el número de electrolineras ha ido creciendo en los últimos años (más de 22.000 en septiembre de 2023), y que en muchos centros comerciales ya disponen de aparcamientos específicos para coches eléctricos, pero España sigue por detrás de otros países de la Unión Europea en cuanto a infraestructura.
A la hora de instalarse un punto de recarga propio en el domicilio o en un garaje comunitario, los precios varían en función de varios factores, según se desee tener un punto de carga monofásico, trifásico o un enchufe reforzado. En cualquier caso, se considera que una instalación de este tipo puede suponer un coste medio de entre 1.000 y 1.500 euros, según las estimaciones de Hyundai, pudiendo llegar hasta los 2.000 euros en el caso de querer instalar el punto de recarga en un garaje comunitario. Otro fabricante, Renault, sitúa el rango de precios de la instalación de un punto de recarga eléctricos entre los 1.000 y los 3.000 euros (sin contar con posibles bonificaciones fiscales).
Además, aunque las viviendas de nueva obra ya estén adaptadas a esta nueva realidad y cuenten con puntos de recarga en sus aparcamientos, eso no evita tener que instalar el cable que llegue hasta cada coche concreto. Si se quiere disponer de un punto de recarga propio, los conductores tendrán que tener en cuenta ese coste extra que no está contemplado en los precios que ofrecen los concesionarios.
Las reparaciones, más caras y complejas
Un coche eléctrico supone una mayor comodidad en el día a día, ya que los conductores no tienen que estar tan pendientes de detalles como los niveles del aceite o el estado de las correas de distribución, lo que es un atractivo innegable para aquellos conductores que tiemblan sólo de pensar en abrir el capó de sus coches. De nuevo, no es oro todo lo que reluce, y aunque el mantenimiento puede resultar más barato (el Departamento de Energía de EE. UU. lo cifró en un 40%), las visitas al taller con un coche eléctrico pueden ser mucho más dolorosas para el bolsillo que las de los coches con motores de combustión.
La patronal de los talleres en España, la CONEPA, realizó en 2021 un estudio en el que se comparan los costes de algunas averías comunes en cuatro modelos de coches eléctricos: Renault Zoe, Nissan Laf, BNW I3 y Hyundai Ioniq. Estas averías analizadas fueron la sustitución del motor eléctrico, que se realiza en su totalidad y no por piezas, la sustitución de una celda de la betería o la del acumulador. La reparación más barata es la de las celda de las batería, que se mueve en una horquilla entre los 1.300 y los 2.750 euros, mientras que la más cara, la del acumulador, superaba los 14.000 euros en todos los modelos. Responsables de la OCU sostienen que sustituir una batería en los modelos con mayor autonomía podría costar hasta 30.000 euros. Informes similares en EE. UU. también ponen de manifiesto que una reparación de un Tesla es mucho más costosa (concretamente un 27%) que las de los coches de combustión.
La CONEPA no ha vuelto a publicar este estudio desde que lo hiciera en 2021, por lo que es probable que la mayor disponibilidad de componentes en los últimos años pueda haberse traducido en unos precios algo más asequibles. Por el momento, las tecnologías avanzadas y la naturaleza de los componentes siguen haciendo que arreglar un eléctrico sea una inversión más cara que hacerlo con un gasolina o un diésel. En cuanto a las reparaciones por colisiones, un análisis del medio estadounidense ‘Automotive News’ de 2023 sitúa la diferencia entre las reparaciones de los eléctricos y los coches de combustión en un 6%, una cifra que puede irse reduciendo a medida que surjan más talleres especializados en coches eléctricos como consecuencia de su mayor presencia en el parque automovilístico.
Degradación de las baterías
Todos los conductores son conscientes de que el coche es un bien que empieza a perder valor nada más salir del concesionario. No obstante, con los coches eléctricos hay algunos componentes a los que hay que prestar más atención, como es el caso de la batería. En el caso anterior ya hemos visto que el coste de sustituir una batería completa puede resultar más caro que un coche nuevo a día de hoy, por lo que es importante conocer cómo será la degradación de las baterías para tener en cuenta aproximadamente cuál será su vida útil.
Por lo general, los umbrales de degradación de las baterías van más allá tanto en kilómetros como en años a la duración de la garantía del vehículo fijada por los fabricantes. Por lo general, las marcas garantizan que la batería no bajará del 70% de su capacidad inicial pasados al alcanzar entre 100.000 y 150.000 kilómetros. Las estimaciones actuales indican que la degradación de las baterías se sitúa entre el 2% y el 3% anual, aunque este porcentaje se podrá medir con mucha mayor precisión en el futuro, cuando se analicen distintas generaciones o remesas de coches eléctricos. En cualquier caso, al igual que sucede con los móviles, la correcta gestión y cuidado de la batería también dependerá de nosotros y de nuestros hábitos de conducción, pero siempre hay que tener en cuenta que un coche eléctrico no está llamado a durar para toda la vida.
Asistencia en carretera
Quedarse tirado en mitad de la carretera no es un plato de buen gusto para nadie, independientemente del vehículo que se conduzca, pero quien posea un coche eléctrico puede pasarlo aún peor, tal como avisa la REAC (Red de Empresas de Auxilio en Carretera). Los gruistas cada vez se tienen que enfrentar a más solicitudes de ayuda en carretera de conductores de coches eléctricos, y su gestión puede ser bastante peliaguda por los riesgos que entraña la manipulación de estos vehículos y la posibilidad de que se produzcan incendios, que no sólo es mayor, sino que en caso de producirse pueden ser más virulentos y difíciles de sofocar que si se tratara de un coche de combustión.
La REAC ha puesto de manifiesto la necesidad de que los asistentes en carretera tengan una mayor formación especializada en coches eléctricos para garantizar su seguridad. Además, si un coche averiado tiene la batería descargada, es posible que sufra daños que no estén cubiertos por la compañía de seguros, lo que supone un perjuicio aún mayor para el conductor.
Costes del seguro
Otro coste que no solemos contemplar a la hora de comprar un coche (independientemente de su naturaleza) es el del seguro. Un estudio de la OCU sostiene que el sobrecoste del seguro de un coche eléctrico puede ser de hasta un 17% en comparación con el de un coche con motor de combustión, y de un 15% si se trata de un híbrido enchufable tras analizar 23 pólizas de seguros a todo riesgo en España.
Este mayor coste está directamente relacionado con el punto anterior, las reparaciones más caras. Además, la OCU también indicó que las compañías de seguros pueden preferir declarar los coches como siniestro total para evitar la sustitución de la batería, lo que hace que sea importante conocer los valores máximos de indemnización a la hora de elegir un seguro u otro.
Temperaturas extremas
En España estamos habituados a experimentar grandes cambios de temperatura entre unas estaciones y otras, sobre todo en las provincias del interior. Esto también termina afectando de forma directa a los coches eléctricos, concretamente a sus baterías, y es otro aspecto que se debe tener en cuenta antes de valorar una compra.
El portal especializado en coches eléctricos Recurrent Auto, publicó un estudio en 2023 en el que se indica que la temperatura ideal para el mantenimiento de las baterías se sitúa entre los 20 y los 25 ºC, mientras que con temperaturas superiores la autonomía podría verse afectada (un 2,8% con 27 ºC y un 5% con 32 ºC). Dicho estudio también indica que los eléctricos podrían perder hasta un 31% de autonomía con 38 ºC, aunque advierten de que en este último supuesto los datos obtenidos son limitados y podrían no ser del todo fiables. Curiosamente, en el estudio también se detalla que los Tesla sufren menos con altas temperaturas que otras marcas.
Del mismo modo, el uso de la calefacción también tiene una incidencia indirecta en la autonomía del coche eléctrico. El mayor uso de energía dedicada a proveer una temperatura agradable en el interior del habitáculo terminará reflejándose en la necesidad de recurrir a un punto de recarga antes de lo previsto.
El futuro de los coches eléctricos
Todos estos son algunos de los factores que tenemos que tener presentes si queremos sustituir nuestro viejo coche de gasolina o diésel y dar el salto a un vehículo eléctrico. No obstante, hay que tener en cuenta que con el paso del tiempo estos costes pueden reducirse notablemente. Con una mayor demanda también es de esperar que haya un mayor (y sobre todo más económico) acceso a los componentes de los coches eléctricos, así como más conocimientos y especialización por parte de talleres y encargados de asistencia en carretera.
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